sábado, 27 de noviembre de 2010

Una semana en tiempos de crisis

Lunes. Llamo para reservar mesa para el sábado. Todo completo. Curioso, porque es un restaurante de 50 € por persona, para mi una ocasión especial. Finalmente consigo una mesa para las 23:00h.

Miércoles. Me dirijo al trabajo con la bici. Son las 7:00h de la mañana y la mayoría de jardines del lateral de Gran Vía hasta Plaça Cerdà y de Carlos III hasta el Corte Inglés rebosan agua y mojan toda la acera. Estamos a finales de noviembre. ¿Es necesario regar? ¿Es decente regar? ¿Es moral regar?

Jueves. Vamos a la cafetería a desayunar y me pido el café con leche de siempre. "¿Algo para comer?", nos pregunta la camarera con sorna mientras mira mi bocadillo. Uno de mis compañeros de trabajo, de los que siempre se queja del alquiler, de lo que gasta un niño en casa y de que no le suben el sueldo, le contesta:. "¿Me pones un brioche de jamón dulce y queso, una ensaimada y un café con leche?".

Viernes. Llamo a mi oficina de "la Caixa" para preguntarles por los bonos de la Generalitat. Me aconsejan invertir pero me advierten de que habrá prorrateo porque la demanda supera con mucho la oferta. Al final conceden menos del 50% de lo que pides. ¿Cómo puede ser que tanta gente compre bonos? ¿De donde sacan el dinero? ¡Si estamos en crisis!

Sábado. Estamos cenando. Los de la mesa de al lado hablan de la crisis y de lo mal que está la economía. "¿Qué te pasa?", me pregunta mi acompañante cuando ve que arqueo una ceja y sonrío bajando la mirada al plato. "No, nada, es que me parece curioso hablar de lo mal que está todo mientras firmas una cuenta de 100 €".

2 comentarios:

Yolanda dijo...

A mí me pasma, la verdad. Esta mañana han sido tres de mis vecinas las que, en la panadería, me han preguntado si me iba el puente a algún sitio. "Pues no" he dicho, "no está la economía para derroches y mi marido trabaja del martes". Todas ellas se iban bien a la playa, bien a los pueblos, bien a una casa rural en la sierra. Y esas mismas son las que diariamente están llorando sus penas económicas y blasfemando en arameo. Comprendo, quizá, a mi amiga Inma, que tiene su apartamentito en Torrevieja desde hace años y que se va los cinco días. Pero al menos va a su casa, los gastos extra son el vermú y las cervecitas. Yo quiero ser millonaria, niño. Te aseguro que si me toca una primitiva indecente os invito a un crucero para fardar. Ven que te achuche, mi rey.

lucalvago dijo...

Para mi es una cuestión de inconsciencia. No pienses en las consecuencias: ¡Disfruta! ¡Disfruta! ¡Disfrutaaaaa! Mi problema es que me estreso sólo de pensar en la posibilidad de no tener suficiente dinero para no depender este mes de él. ¿O no es un problema?