sábado, 1 de septiembre de 2012

Me encanta

Uno de esas canciones que te mejoran el estado de ánimo sólo con oirla. Y la letra, simple, pero preciosa...

Bruno Mars - Count on me.

lunes, 31 de octubre de 2011

12 horas más

Por fin acabó el curso de Inteligencia Emocional. Digo "por fin" no porque no me pareciese interesante, sinó porqué alargar la jornada cuatro horas más tres días a la semana estaba desmoronándome físicamente. El curso (o taller emocional, como le gustaba denominarlo a la profesora), de lo más recomendable, sobretodo por la conciencia interior que he empezado a adquirir. Haré más cursos de este estilo (PNL y coaching son los primeros de la lista), no tengo ninguna duda, pero tendré que esperar al año que viene porque el máster de formación del profesorado de secundaria está resultando más exigente de lo esperado. Me quedo como deberes con la lectura del libro de Daniel Goleman, el psicólogo que acuñó el término.

jueves, 21 de julio de 2011

Mirar de frente

De un tiempo a esta parte he empezado a asumir que, adoptando ciertos patrones de comportamiento muy sencillos, consigo una actitud más receptiva de la gente que me rodea. No es nada revolucionario. Un ejemplo sencillo: saludar personalizando ("buenos días, Juan"), sin esperar respuesta e insistir aunque en los últimos intentos no haya obtenido respuesta.

Pero que el planteamiento sea sencillo no quiere decir que llevarlo a la práctica también lo sea. Mucha gente no contesta y eso te provoca malestar pero, cuando consigues controlar la reacción instintiva, te das cuenta de que eres mejor que ellos. Además, en pocos días obtienes resultados, por lo menos con la mayoría de personas: una sonrisa en vez de una cara larga mejora mi día considerablemente y, si esa sonrisa viene de alguien con quien tendré que trabajar, problablemente seá el preámbulo de una colaboración más sincera. Siempre hay quien no reacciona por mucho que insistas, pero ese tipo de personas no vale la pena. Las personas que no contestan la tercera vez que les saludas suelen ser arrogantes, antisociales o, simplemente, tontas, y no merecen que siga insistiendo.

Aún así, hoy me he dado cuenta de que puedo mejorar sensiblemente en este punto: cuando no tengo demasiada confianza con una persona, aparto instintivamente la mirada mientras le saludo. Siempre he pensado que mirar directamente a los ojos es señal de honestidad, y normalmente cuando hablo con alguien lo hago constantemente. En consecuencia, cuando alguien no lo hace, pienso que no es sincero o que oculta algo. Si eso pienso yo de ellos, ¿Qué pensarán ellos de mi cuando aparto la mirada al saludar? Habrá que cambiarlo, ¿no? ¿Demasiado forzado?

domingo, 12 de junio de 2011

Sí, creo

Puede que sea verdad o puede que no, puede que funcione, puede que sea casualidad, puede ser sugestión... Pero he visto lo que he visto. Y lo que he visto es suficiente para que lea mucho sobre el tema. Ya de paso, creo que me llevo un amigo. Me sigue sorprendiendo sobremanera encontrarme gente que se interese tanto de manera tan desinteresada. Y que te dé un abrazo al despedirse.

viernes, 27 de mayo de 2011

¿Proporcional?

Estamos en un país de pandereta, un país donde hasta la Administración intenta hacerte la pirula. La diferencia entre la Administración y los manguis es que contra los segundos puedes intentar protegerte. ¿Por qué cuando vas a pagar un impuesto por lo que queda de año no te aplican exactamente la parte proporcional a lo que queda de año del importe total? Ayer pagué el impuesto de circulación del coche. Me cobraron el 75% del recibo anual y no entendía cómo hacían el cálculo. Al final me di cuenta: dividen el año en cuatro partes y, como estás en la segunda parte, tienes que pagar tres (la que estás y las dos restantes). Es un cálculo infinitamente más sencillo que mirar los meses que faltan del año en curso. Andevasaparar....

¿Que por qué seguimos en el punto álgido de la crisis cuando otros paises ya están saliendo? No sé, déjame pensar....

martes, 24 de mayo de 2011

Pasaron las elecciones

y los autobuses que me llevan de casa al trabajo han vuelto a su frecuencia habitual. Lejos quedan aquellos sorprendentes cuatro minutos de la semana pasada. Todavía recuerdo mi incredulidad al ver pasar uno por delante de casa y no ser capaz de llegar a la parada antes de que saliese el siguiente. Hoy lo he visto pasar, me ha dado tiempo de llegar a la parada, sentarme y ojear el Marca en el móvil. Admiro mucho el sentido común de Casillas. Y hay veces que pienso como él. Ya hemos vuelto a los once minutos entre autobús y autobús. Pasaron las elecciones. Vaya cara.

jueves, 10 de marzo de 2011

¿Participación o implicación?

Ayer, cenando con un amigo que hacía años que no veía y hablando sobre el trabajo y cómo afrontarlo en momentos de estrés, me explicó con un ejemplo hasta qué punto había que llegar : "vas a un restaurante y pides un par de huevos fritos con chistorra. La gallina ha participado, el cerdo se ha implicado. ¿Qué prefieres, participar en un proyecto o implicarte?". Demoledor.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Sin solución

Por la mañana han avisado por megafonía: "Durante el día se realizarán pruebas de megafonía". E iba en serio... Han empezado con un aviso de incendio (sí, sí, habéis leído bien) y luego han puesto durante dos horas una emisora de radio con música que no favorecía para nada el trabajo con ordenadores. Cuando han parado todos hemos mirado al cielo con expresión de alivio.

Alguien decide que va a torturar a seiscientas personas durante varias horas y nadie con galones lo para. Para que luego digan que esto tiene solución...

jueves, 9 de diciembre de 2010

Y ahora estamos

camino de la frontera, disfrutando a poquitos la vida entera.

martes, 30 de noviembre de 2010

¿Escorpión o rana?

Sí, ya sé lo que pensaréis: que decirlo ahora es fácil, que cuando gana no lo digo, que lo hago para evitar palos... Pero la verdad es que estoy encantado de que ya no me importe el fútbol. Supongo que no pasó ayer, pero fue ayer cuando me di cuenta. Aún recuerdo cuando me despertaba al día siguiente de que eliminasen a mi Madrid de La Champions, que en aquel momento aún se llamaba Copa de Europa, y, al darme cuenta, sentía ese sensación de angustia en el estómago. Me propuse una y mil veces que no me importase. Ser vulnerable ante algo tan trivial me daba mucha rabia. Aún así, ¿cómo conseguir que no te importe algo que te importa? Eso es equiparable a proponerse ser espontáneo. "No puedo evitarlo, es mi naturaleza", le dijo el escorpión a la rana. Ayer el Barça le metió cinco al Madrid. Yo estaba en casa trasteando con el ordenador y oyendo el griterío ambiental en cada gol del eterno enemigo. Y no me sentí mal en ningún momento.