martes, 24 de mayo de 2011

Pasaron las elecciones

y los autobuses que me llevan de casa al trabajo han vuelto a su frecuencia habitual. Lejos quedan aquellos sorprendentes cuatro minutos de la semana pasada. Todavía recuerdo mi incredulidad al ver pasar uno por delante de casa y no ser capaz de llegar a la parada antes de que saliese el siguiente. Hoy lo he visto pasar, me ha dado tiempo de llegar a la parada, sentarme y ojear el Marca en el móvil. Admiro mucho el sentido común de Casillas. Y hay veces que pienso como él. Ya hemos vuelto a los once minutos entre autobús y autobús. Pasaron las elecciones. Vaya cara.

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