martes, 31 de marzo de 2009

domingo, 29 de marzo de 2009

Cuando era pequeño...

... me ilusionaba mucho con las cosas. Cualquier novedad sin importancia podía excitarme hasta el punto de no dejarme dormir. Cuantas veces me sorprendió mi madre a las tres de la mañana, con la luz de la lámpara de la mesa de estudiar encendida, examinando otra vez aquel bolígrafo que me había regalado Paco, para ver si al girarlo seguía saliendo la punta. Y cuantas veces lo dijo delante de gente que no debería decirlo. Esa extraña habilidad de las madres para dejarte en evidencia cuando no es estrictamente necesario. Disfrutaba sobremanera cuando me veía ir al lavabo y a beber agua a la cocina cada cinco minutos: ¡Niño! ¿Qué te pasa? Y si pasaba después de la llamada de alguna amiga sonreía maliciosa: ¿por qué te llama esa?

Pensaba que ya estaba curado: el disfraz de teletubbie sólo me lo puse tres veces y fui capaz de dormir el día de la biblioteca nueva sin ir a ver cómo quedaban los libros más de cinco veces. Eso sí, tengo que reconocer que me subí a la bici en casa de manera compulsiva a riesgo de perder el equilibrio y estropear el estucado con el manillar. Pero lo mejor, sin duda, es cuando el nerviosismo no tiene que ver con cosas materiales.

Ha sido un fin de semana marcado por la lluvia, gris, de esos que minan mi estado de ánimo. Pero hoy por la tarde me ha pasado algo. Y he recordado el bolígrafo... Creo que vuelvo a tener sed. Me voy a la cocina.

lunes, 23 de marzo de 2009

Sólo dos semanas

23:52PM. Tirado en la cama, con Flipsyde de fondo y el pidgin en paralelo, subo la planificación de la siguiente versión a la Team Room, con esa sensación últimamente tan familiar de estar haciendo algo útil que nadie sabrá valorar. La bici a punto, la reflex preparada y la esperanza de que el tiempo no cambie. Sólo faltan dos semanas.

domingo, 22 de marzo de 2009

Saca culo

Hoy PacoPani no ha podido venir y he salido con Gregoriator. Hacía tiempo que no tenía los piernas tan cargadas. Si es que no se le puede seguir el rollo, que se anima, se anima y acaba conmigo. Hemos llegado a Collserola por la Font del Lleó, hemos hecho la subida del vivero, y luego hemos bajado a Can Borrell, Montcada... y hemos vuelto llaneando por el Besós a un ritmo fuertecillo. 4 horitas rodando, 62 km en total, 15 km/h de media y una velocidad máxima de 47 km/h. Conversación amena, ejercicio físico y más bicicleta. He aprovechado para hacer pruebas en la bajada poniendo el culo detrás del sillín y echando el cuerpo hacia delante. Aparte de lo peligroso de la posición para mis partes nobles ante un bache imprevisto y del dolor lumbar posterior, me encuentro bastante más seguro. Menos cuando tengo que sacar la p$#a cala del pie derecho: otra vez me he ido al suelo...

El video de hoy: Someday, de Flipsyde

sábado, 21 de marzo de 2009

Culpable

La conciencia te dice que no podías haber hecho nada. Pero sí podías, o por lo menos eso se encarga de recordarte tu estómago en forma de inexplicable intranquilidad: podías haber demostrado que te preocupaba. Hechos. Es una de tus máximas. Sabes perfectamente que vestir la realidad con un traje de empatía y corrección no la hace diferente. ¿Hubiese cambiado algo el gesto? Igual no, pero tu estómago pensaría lo mismo que tu conciencia. Y sólo era un gesto...

domingo, 15 de marzo de 2009

Rastros de ti

Fin de semana raro. O normal, ya no sé que pensar. O por lo menos no demasiado desalineado con lo que vienen siendo los últimos. Y eso que pintaba bien. El jueves por la noche decidí que el viernes iba a salir pronto del trabajo, coger la bici y empezar el fin de semana rompiendo con cinco días de demasiado trabajo y demasiado estrés. Salida suavecita, 33 km, no demasiado exigente, y bastante productiva en cuanto a mi adaptación a los pedales automáticos. Así que volví a casa, me duche y me fui a cenar. Volví completamente desorientado. No sé que me pasa de un tiempo a esta parte que cualquier detallito me hace volver una y otra vez a pensar en lo mismo. El sábado me desperté pronto. ¿por qué, si no tenía nada qué hacer? ¿por qué, si había dormido cuatro o cinco horas diarias durante la semana? Y lo peor de todo, pensando otra vez. Quemado el cartucho del esfuerzo físico el día anterior, y teniendo en cuenta que había vuelto a quedar para la tarde para salir en bici, volver a rodar como terapia evasiva me pareció un poco excesivo y opté por el plan B: consumir. Así que llamé a mi madre, que había hablado de una nueva tienda de cositas para casa, y me fui a investigar frotando la Visa contra el pantalón para irla calentando. La investigación resultó en varios adornos para vestir un poco el recibidor, una vajilla y una cristalería.



Por la tarde me falló mi compañero de bici, así que me dediqué a ordenar un poco el piso, que falta le hacía. Después de quitar las pesas de la biblioteca y retirar la capa de folletos de propaganda y facturas que cubrían la mesa, tengo que reconocer que ordenado mejora bastante... Y que comprar mejora mi estado de ánimo :-)



Esta mañana me he despertado involuntariamente pronto con ganas de guerra. Cincuenta y cinco km más a la saca y he estrenado mi traje de teletubbie naranja :-) Por razones obvias, no hay documento gráfico. Me duele todo, pero sigo pensando...


Rastros de ti
en cualquier momento
vuelven a mi
como un lamento
rastros de ti
estan encadenados
siguen aquí
te los dejaste olvidados.

Rastros de ti
en cualquier esquina
son para mi
dura medicina
rastros de ti
vivirán conmigo
siguen aqui
como mi más fiel amigo.

martes, 10 de marzo de 2009

El bastardo recalcitrante

El segundo libro -el otro fue La Conjura de los necios- con el que me he reído solo. No había leído nada de Tom Sharpe, y no sé si es su mejor obra o si este es su nivel habitual, pero me ha parecido soberbio.

El bastardo recalcitrante es la historia de un hijo ilegítimo cuya madre no desveló la identidad del padre, que vive con su abuelo, y de sus aventuras con sus respectivas mujeres, madre e hija, la herencia y los inspectores de hacienda. La trama creo que es lo de menos: escrito con gran precisión, con un humor hiriente y salvaje, Sharpe ha conseguido que me sonroje en el autobús al notar la mirada de incomprensión de la chica de enfrente ante mi risa. Ahora no toca reír. Es lunes por la mañana. Toca cara de mala leche y sueño. Leeré algo más suyo. Dicen que Wilt es muy bueno...

Mi siguiente objetivo tiene pinta de tostón: "España, una historia única", de Stanley G. Payne, pero si pude con "Garzón, el hombre que veía amanecer", de Pilar Urbano... ¿por qué no?

domingo, 8 de marzo de 2009

En tanto en cuanto

Hoy he vuelto a salir con los Lalalá Bikers. Después de la pertinente siesta mis fantasmas han vuelto a aletear con fuerza. Últimamente me he habituado a llevar siempre encima tres escudos con los que consigo protegerme de ellos la mayoría del tiempo: los dos primeros son la bici y la cena de los viernes. La bici me obliga a pensar sólo en piernas y pulmones, y resulta relajante para la mente: cansar el cuerpo para descansar el alma, me repite una amiga una y otra vez. Al final tendré que darle la razón :-) La cena de los viernes es un elemento catártico y desestabilizador a partes iguales: en tanto en cuanto nos dean lo que es nuestro, discutiremos ese concepto con el fin de discutirlo (Pazos en Airbag). Eu ben me entendo, me decía mi prima cuando era pequeña. Muchas horas de sueño perdidas -invertidas- departiendo con mi morenita, mi tercer escudo, sobre ese tema. Con propósitos terapéuticos, claro, porque estas cosas no tienen solución: lo que no puede ser, no puede ser y además, es imposible (Charles Maurice de Talleyrand). O sí la tienen, pero cada solución es peor que la que acababas de descartar por descabellada. De vez en cuando estos tres escudos no paran el golpe e intento conseguir la estabilidad al estilo Wallace. Ueeeec, error. Esto sólo funciona en las películas...

¿De qué estaba hablando? Jo, me ha quedado otro de esos posts que no entiendo ni yo mismo.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Pa pa pa pa paaaaaaaa

Esta canción es una inyección intravenosa de ánimo. Ni los de OT han podido con ella...

Yo quisiera que sepas
Pa pa pa pa paaaaaaaaaaaaaa
que nunca quise asi
Pa pa pa pa paaaaaaaaaaaaaaa
que mi vida comienza
Pa pa pa pa paaaaaaaaaaaaaa
cuanto te conociiiiiiii
Vale, lo confieso, soy asín...


domingo, 1 de marzo de 2009

Confesión

Ayer, por primera vez en mucho tiempo, confesé lo que sentía. Sólo de pensarlo me vuelven las mariposas al estómago. Estos ejercicios de funambulismo emocional no están hechos para mí, pero si consigo no caerme o, por lo menos, caer bien, salgo reforzado.

Hice todo el recorrido con mucha fluidez, utilizando la pértiga sólo en contadas ocasiones, y con la sensación de que debía llegar al otro lado rápidamente. Otra de mis memorables conexiones corazón-boca. A veces hay que dejar salir lo que sientes y evitar que el filtro de las neuronas le quite profundidad. Pensar en que no había red me hubiese hecho recular de inmediato. Pisar la plataforma y arrepentirme fue todo uno.

¿Sirvió para algo? No. O igual sí. Demasiado riesgo sin premio. La realidad sigue siendo la misma, incluso un poquito más dura que antes, pero la perspectiva es muy diferente: sé que puedo hacerlo y sabe que estoy ahí. Estoy contento...