jueves, 30 de abril de 2009

Mal día para dejar de fumar

¿Sabes esos días en los que todo sale mal? Sí, hombre, sí, esos días en los que los planetas se alinean para que se dé la combinación más improbable, en los que Murphy decide que va a hacer el doble mortal para atrás con tirabuzón, en los que todo va tan mal que te entra la risa tonta... Tengo que reconocer que hoy he mirado cuatro o cinco veces a mi alrededor buscando la cámara oculta. Y sólo son las tres...

martes, 28 de abril de 2009

Felicidades

Antes de las vacaciones había imprimido la configuración del coche que ¿quiero? comprar y acabo de volver de la sala de impresoras con las direcciones de los concesionarios. Mañana igual me paso por alguno a ver si el afán consumista me levanta un poco el ánimo. Me acaba de llamar. Y eso la última vez fue como una inyección de adrenalina. Es curioso. Por un lado me encuentro muy bien, sé que me sigue teniendo presente y me hace pings para demostrármelo. Por otro, saber que tengo que esperar me deja intranquilo. Supongo que el cansancio también ayuda lo suyo. No creo que sea egoísta, pero esta vez me sorprendo no pensando en mí primero. La Diagonal está llena de coches. Juega el Barça con el Chelsea. No me apetece verlo. Hace años que no veo un partido entero de fútbol. En el fondo me aburre. Empiezo a pensar que es la discusión tipo A lo que me atrae de esta pseudoreligión. Y ahora ni eso puedo hacer en el trabajo. Hoy mi abuela cumple 87 años. ¿Qué fais no traballo aínda? sale por aí, cenái ben, pásao ben, prenda. La quiero mucho. Lo mejor del día. Creo que hoy estoy un poco disperso...

domingo, 26 de abril de 2009

¿Por qué Xegunde...

... y no cualquier otro sitio para desconectar?

sábado, 25 de abril de 2009

¿Y ahora qué?

Hoy he vuelto a salir en bici tras el paréntesis de las vacaciones. Tenía curiosidad por ver qué tal me había sentado el entrenamiento. Léase con retintín, poniendo énfasis en la penúltima sílaba y arqueando la ceja izquierda. La verdad es que me he encontrado subiendo como nunca, rápido, utilizando el tercer o cuarto piñón por encima del desarrollo habitual prevacacional. Bajar es otra historia: leeeeeento, inseguro... con miedo, para ser claritos. A pesar de que sarada me dice que bajo mucho mejor que al principio yo no acabo de verlo claro. Al margen de las sensaciones puramente físicas, salir con el núcleo duro de los lalalá siempre es muy gratificante. Esa media hora contándonos nuestras intimidades es canela fina. Sí, bajamos mucho el ritmo, rompemos la media, pero... ¿y qué? Son esos momentos los que hacen que recuerde una excursión. Al final 43 km más a la saca por uno de nuestros recorridos comodín (Collserola-Vallvidrera). Una vez en casa, después de dejar a la Juani en su habitación, haber estirado convenientemente y haberme duchado, me he estirado en la cama con las manos sobre el teclado y he mirado el reloj: las 19:09h. No tengo nada que hacer en lo que resta de día. En ese momento ha sonado el móvil. Miro el nombre en el display. ¡Oooh, qué bien! La llamada no ha cambiado nada, he seguido sin nada que hacer, pero en el fondo ha cambiado todo. Las cosas empiezan a tener sentido.

viernes, 24 de abril de 2009

Vuelta al trabajo

Un día, muy largo pero un solo día al fin y al cabo, fue suficiente para darme cuenta de que todo lo que me había hecho necesitar unas vacaciones como no recordaba haberlas necesitado antes, seguía allí. Hace tres semanas defendía ante mis jefes la continuidad de gente que me fallaba de manera reiterada en su actitud, porque consideraba que su validez técnica compensaba su invalidez -al menos para mí- como personas. Dos días han colmado mi paciencia. Demasiados detalles que me han hecho sentirme mal. Mal momento para escoger la confrontación. Mal momento para escoger mal a los enemigos. Me he cansado y no me gusta.

Lo peor de todo es que con toda la movida se me ha quedado el día ñoño ñoño. Manda güevos.

jueves, 23 de abril de 2009

Sant Jordi

Porque hoy era Sant Jordi. Quince días alejado de la vorágine comercial me habían hecho olvidarlo, pero los puestecitos de rosas en cada esquina me han devuelto a la realidad de golpe. Curioso como algo que aborreces cuando es obligado puede ser tan añorado cuando deja de serlo. ¡Qué bien sienta recibir un guiño de quien no esperabas nada pero esperas tanto!

miércoles, 22 de abril de 2009

Ánimos renovados

Diez días de lluvia constante es lo que tiene: las cascadas, o fervenzas, como se dice en gallego normativo, o seimeiras, como se dice en gallego fonsagradino, se convierten en una orgía de agua. La Seimeira es uno de los atractivos turísticos de la zona y una de mis visitas obligatorias programadas con la Juani. Después de diez días lloviendo sin parar casi había desistido, pero el domingo pasado el cielo se abrió y nos regaló un día perfecto de verano. No pudo ser ese mismo domingo, día en que el aislamiento total de Xegunde se torna en sorprendente movimiento de gente y se agudiza la exhibición gastronómica, pero el lunes pude bajar, con la única compañía de mis pensamientos, y disfrutar de ese equilibrio perfecto entre naturaleza, soledad y deporte. Fue la quinta salida de más de treinta quilómetros de mis vacaciones. Sí, ya sé que no impresiona demasiado, pero son rompepiernas en toda regla. Los pueblos suelen estar a media altura en las montañas, y para ir de pueblo a pueblo hay que bajar al valle, por el que suele pasar un riachuelo, y volver a subir. El premio para esta contradicción evolutiva (¿subir para luego bajar?) son estos lugares perdidos y repletos de belleza, que te obligan a sacar la compacta del bolsillo más inacesible para dejar constancia. Nunca dejará de sorprenderme como estas pequeñas maravillas que tanto apreciamos los urbanitas, son rebajadas con naturalidad por los lugareños. La cara de incomprensión de mi abuela y su "non sei para qué tanta historia ca Seimeira, se non é mais que ver caer auga por un penedo abaixo" (o lo que es lo mismo "no sé para qué tanta historia con la Seimeira si no es más que ver agua cayendo por una roca") fueron demoledores. Me recordó a Faemino y Cansado y su sketch de los Rayos López.


Vuelvo al tema, que me disperso: el resultado ha sido tremendamente catártico: he dormido tantas horas como no recordaba, he vuelto a arreglar el mundo con Isa, he puesto en forma a la Juani y he desempolvado la reflex, cosa que agradecerá la página de Xegunde. A mis lalalá les podré decir que he entrenado mucho, con esa media sonrisa de sorna, sólo por el placer de ver cómo me escudriñan intentando descubrir si he cambiado y ahora entreno en vez de disfrutar de la bici, o si simplemente estoy siendo irónico una vez más. Y he pensado, y mucho. También tengo algún pequeño borrón entre tanta inactividad terapéutica, como ayudar a partir leña a mi padre: mis dorsales aún me lo recuerdan mientras escribo estas líneas. Por contra, en quince días sólo he sincronizado el Notes tres veces, y he conseguido leer los títulos de los correos sin entrar al detalle. Ah, y el p*#o claim, que me hizo subir el viernes pasado a Fonsagrada, en busca de un bar con wifi, para no incumplir los procesos aibiem.

Pero todo lo bueno se acaba. Mañana vuelvo al café con leche por 1.15€, y dejo atrás los dos cortos de sidra y la tapita por 1.40€; vuelvo a ver en la agenda la reunión de estado de Ventana Marco del día veinticuatro a las 11:00 en vez de levantarme pensando en qué día estamos; vuelvo a mi dieta grupo A y a mis pesas diarias, en vez del butelo, la cachola y la rosca de Semana Santa; vuelvo a trabajar diez horas en vez de dormir diez horas; y podré salir de casa vestido de astronauta sin que la gente me mire raro. Suerte que el frío no me dejó ponerme el traje de teletubbie. No quiero ni pensar en la cara de Carmen da Casiña. Eso quedará para el verano. Con doce horas de coche a las espaldas, pensar en mañana y en la vuelta al trabajo hace que me tiemblen las calandracas. ¿Quien dijo que hay que trabajar para sentirse realizado? ¿Por qué las vacaciones duran tan poco? ¿Por qué no me hice fontanero? Con todo, no sería franco si dijese que no quería volver. Echaba de menos muchas cosas y a mucha gente, y volver abre otro capítulo ilusionante. Mañana vuelvo a mis cenas de los viernes, a mis charlas con ese compañero de trabajo (¿o debería decir amigo?), a verla otra vez, a mis salidas en bici con los lalalá, a chatear hasta las tantas con mi vampiresa particular, a escribir por el placer de escribir... Quince días fuera te recuerdan eso que tienes tan bueno y que la rutina hace que no veas. ¡Qué bien sientan las vacaciones!

Por cierto... ¿dónde están los fantasmas?

martes, 14 de abril de 2009

Lo sospechaba

de hecho tenía la completa seguridad de que Xegunde era el culo del mundo, pero pensaba que en Fonsagrada, o como mínimo en Lugo, no habría tantos problemas logísticos. Ayer la rueda delantera de la Juani chirriaba un poco. Supongo que la bajada del Vilar y la de Estoupelo fueron demasiado para ella. Estuve mirando y parecía que era la pastilla delantera. Así que le di la vuelta, le quité la rueda y me puse a trastear. El resultado, el previsible. Ahora sólo tengo freno de atrás. Cagüentoloquesemenea. Evidentemente, en Fonsagrada no hay nada parecido a un taller de bicicletas. Bueno, miento, hay un taller de coches donde se atreven a reparar bicicletas. Ver como apoyaban (o ahombraban, como diría una amiga mía) el plato en el suelo me dolió en el alma. Total que hoy he hecho una incursión en la civilización para conectarme a internet y localizar los Decathlones más cercanos. Santiago y Ferrol. No sé qué es peor. Ida y vuelta son unos 350 km. Mañana voy. Qué bien se está de vacaciones...

lunes, 6 de abril de 2009

Pabernos matao

El fin de semana me ha pasado por encima como una apisonadora. Desde el viernes por la tarde no he parado. Amigos y deporte. Hoy tengo esa sensación de cansancio grato que tanto me gusta. Me encanta notar los hombros cargados, las agujetas en los dorsales y los pinchacitos en el pecho al estirar los brazos hacia atrás. Ayer me fui a dormir a las once. No dormí demasiado. Ese último café me descolocó sobremanera. Razones que la razón no entiende, que diría una amiga. Hoy a las 6:30 estaba en el trabajo, después de haber hecho media hora de pesas. Últimamente es lo que encuentro más efectivo para desperezarme. Es como darle al ON. Mañana es mi último día antes de las vacaciones y quiero irme sin cargos de conciencia para garantizarme una desconexión total. Creo que lo conseguiré. Por lo menos desconectaré del trabajo. De otras cosas, no creo. No creo que pueda. Y no creo que quiera. En breve estás de vuelta. Ya sabes que sí, igual antes de lo que pensaba...