lunes, 31 de agosto de 2009

Esto no estaba aquí

Pensaba que sólo lo notaba yo, pero parece que es más evidente de lo que yo creía. Al final resultará que valdrá para algo. Como mínimo para henchir mi ego. No es que lo necesite, porque de eso voy sobrado (de ego, digo), pero no deja de ser agradable, muy agradable...

jueves, 27 de agosto de 2009

No, no, no

Hoy tengo un día geminiano, con transiciones recursivas entre la euforia y el abatimiento. Ya sé que suena extraño, pero me gusta esta sensación estomacal de cambio inminente. Supongo que la euforia es debida a que ya he tomado una decisión, o eso creo ahora mismo, y el abatimiento porque no veo como aplicarla. "Tienes que aprender a decir que no", me repetía mi madre de pequeño. Treinta y seis tacos y aún no he aprendido. Tengo un amigo al que le pasaba lo mismo, y su padre le decía siempre, frase genial donde las haya, "Si fueras una tía todos los tíos te meterían mano".

En otro orden de cosas, releyendo mis últimos posts me he dado cuenta de que el trabajo sigue en un segundo plano riguroso. Buena cosa. Por ejemplo, hoy he desaparecido a la hora de comer para quedar con mi prima, que se ha empleado a fondo en la tarea de ponerme los dientes largos con sus vacaciones en Sudáfrica. La verdad es que su entusiasmo me ha convencido, si es que no lo estaba ya, de que estas han sido mis últimas vacaciones condenado a usar el comodín Xegunde. Como lo único que se me ocurre a estas alturas es tirar de bicicleta, voy a hacer todo lo necesario (cursos de mecánica, comprarme el portabicis, mirar alforjas, etc) para tener siempre una vía de escape que me motive, en forma de cicloturismo. Hay que hacer todo lo posible para que la situación no decida por tí.

Son las 16:47 de un jueves de verano. Teóricamente salía a las 14:00. Claro que teóricamente también había entrado a las 8:00. ¡Ja! Aunque intente engañarme, sigo trabajando demasiado pero, por lo menos, he conseguido distanciarme un poquito del estrés que me ocasionaba. Me voy a casa ya.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Exhibición impúdica

Tom Sharpe me ha vuelto a sorprender con esta pequeña maravilla. Después de leer Bastardo Recalcitrante y Reunión Tumultuosa puedo decir que este es el más corrosivo y disparatado de los tres, y el que más me ha gustado sin duda. Ahora entiendo perfectamente que fuera acusado de político subversivo y comunista peligroso, y más tarde deportado de Sudáfrica por actividades antigubernamentales. El libro es la segunda parte de Reunión Tumultuosa (y continúa con su crítica feroz al Apartheid) y vale la pena haber leído éste antes para entender ciertos guiños del autor. Me he reído mucho, mucho y he tenido que disimular mis sonrisas al notar las miradas de incomprensión de mis compañeros de autobús. Recomendable, muy recomendable. Mi siguiente objetivo será algo más serio: El Ocho, de Katherine Neville.

martes, 25 de agosto de 2009

La compra del soltero

  • Yogures desnatados de ciruela.
  • Una tarrina de queso de untar light.
  • Pan tostado integral.
  • Dos chapatas.
  • Melocotones.
  • Ciruelas.
  • Uvas.
  • Plátanos.
  • Melón.
  • Sandía.
  • Paraguayos.
Asquerosamente hipocalórico. He tenido -de hecho tengo- un problemilla hemoalaico y he optado por subsanarlo a base de extremar aún más mi dieta, beber una cantidad irracional de agua y no hacer bodypump y bicicleta. Este último punto lo llevo bastante mal: dejar de hacer ejercicio físico, aparte de que no sé donde gastar las fuerzas, se traduce en que el cerebro centrifuga a 1200. Así que para no divergir más de la cuenta, he ido a comprar. Luchar con el escuadrón de marujas y pensar demasiado no es compatible. Además, había una razón objetiva de fondo: me quedaba muy poca fruta y yogures, pilares ambos de mi dieta postlaboral. Cuando he vuelto a casa, agotado por el último juego de codos frente al expositor de ciruelas de oferta, he disfrutado de uno de esos momentos mágicamente sencillos: mirar llover desde la ventana mientras saboreaba un bocadillo de pan recién hecho untado con queso fresco. Sublime.

lunes, 24 de agosto de 2009

Patochadas

Hace unos días, enfrascado en una discusión tipo A y ante un argumento extremada y pretendidamente demagógico, no pude evitar contestarle "Eso es una patochada, y tú lo sabes". Creía que le había dejado claro que consideraba su razonamiento voluntariamente equivocado para conseguir la victoria dialéctica pero hoy mi interlocutor, buen amigo, me ha llamado para tomar un café y preguntarme directamente si me había enfadado. Claro que no. De vuelta a casa en el coche, respetando escrupulosamente los ridículos ochenta por hora y escuchando demasiado alto Sólo tú, canción que me recuerda tiempos mejores, he venido pensando en por qué me ha preguntado eso. En el fondo ya lo sabía: mi pregonado radicalismo en cuanto a cortar la relación con supuestos amigos que me demuestran que no lo son hace que algunos de ellos interpreten reacciones que no entienden como enfados con consecuencias drásticas. No soporto las traiciones, pero de ahí a pensar que por un comentario subido de tono voy a romper una amistad hay un abismo. Friqui sí, pero tanto... El punto positivo de todo este enbolao es que le preocupaba hasta el punto de llamarme. Puedes estar tranquilo: tú eres de los que no traicionan.

domingo, 23 de agosto de 2009

¿Y tu donde vas?

Johnny Deep es uno de esos actores que llena la pantalla. Capaz como muy pocos de mantener la tensión del espectador durante unos segundos sin decir una palabra, aguanta el solito una película arquetípica aunque muy bien construída (Enemigos públicos) en la que he descubierto a una nueva diva. La película explica la historia de John Dillinger (Johnny Deep), el famoso atracador de bancos de los años treinta, y su novia Billie (Marion Cotillard). Me quedo con la frase de la película que, enmarcada en el rostro expresivamente inexpresivo de Deep y la coqueta mirada de Cotillard, roza lo sublime:

John: a mi no me importa de donde viene la gente, me importa donde va.
Billie: ¿Y tú a dónde vas, Johnny?
John: A donde yo quiero.

Cada vez veo más claro que hay que decidir qué quieres e ir a por ello. Todo lo demás es perder el tiempo. Y cada vez veo más claro que hay que apartarse de la gente que te dice que no puedes conseguirlo: por capacidad, por ética o miedo. Por SU capacidad, por SU ética o por SU miedo. Hoy he salido del cine pensando lo difícil que me resulta convencerle de que puede hacerlo. Demasiada gente insistiéndole en que no puede, no debe o no sabe. Demasiada.

viernes, 21 de agosto de 2009

Como los chorros del oro

Así tengo el piso. Y mi trabajo me ha costado. Empecé el 13 de julio. Ya sé que parece ridículo pero, a modo de atenuante, hay que descontar las tres semanitas de vacaciones y que el trabajo a la vuelta ha sido más del que esperaba. Tendría que tener un piso más pequeño para no tener tanto que limpiar, pero entonces me quejaría de que no me caben todos esos trastos -pesas, bici, libros, tendedero- que ocupan un par de habitaciones. Viniendo en el autobús, y mientras leía Exhibición impúdica, de Tom Sharpe, con una sonrisa de oreja a oreja (creo que mi proporción de hormonas femeninas se está disparando y empiezo a ser realmente multitarea), me he propuesto hacer algo cada día para conseguir que una limpieza del piso se quede en eso -una limpieza- y no se convierta en una reconstrucción. Así, los lunes limpiaré el polvo, los martes, el baño, los miércoles, el aseo y los jueves, el suelo. Las actuaciones especiales (ropa, ventanas, etc) las haré en fin de semana. La cocina la limpiaré cada día cuando acabe de cocinar. Bonito eufemismo para pelar la fruta o calentar la leche. A ver si no se queda en intenciones, que me conozco.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Seguro

Siempre he pensado que son los autores de las grandes canciones los que mejor pueden transmitir la fuerza de su letra. No hay más que oir a BC Jean para darse cuenta de que está recordando algo que vivió intensamente mientras rasga esos versos con su voz. Seguro que hay alguien que al verla cantar con ese sentimiento no puede evitar pensar que debería haberse preocupado más por ella.


If I were a boy
I think I could understand
How it feels to love a girl
I swear I'd be a better man

I'd listen to her
'Cause I know how it hurts
When you lose the one you wanted
'Cause he's taking you for granted
And everything you had got destroyed

It's a little too late for you to come back
Say it's just a mistake
Think I'd forgive you like that
If you thought I would wait for you
You thought wrong

But you're just a boy
You don't understand
And you don't understand, oh
How it feels to love a girl
Someday you wish you were a better man

You don't listen to her
You don't care how it hurts
Until you lose the one you wanted
'Cause you're taking her for granted
And everything you had got destroyed
But you're just a boy

martes, 18 de agosto de 2009

Hay cosas que nunca cambian

Ya lo sé, no hace falta que me lo vuelvas a decir... Tienes razón, pero sigo prefiriendo un "puede" a un "no", independientemente de quien lo pronuncie. Y eso teniendo en cuenta que cuantas más vueltas le doy menos futuro le veo. ¿Por qué negarme si me gusta? ¿Porque no será duradero? ¿Porque me costará dejarlo atrás? Tengo un amigo que siempre me decía que acabar sufriendo era bueno, porque pasar página con dolor implicaba que habías sido feliz. Para él, que no te costase pasar página quería decir que lo que habías vivido era superficial. Reconozco que en aquella época le miraba con cara de incomprensión, pero ahora empiezo a entenderlo... El único inconveniente a su razonamiento es el pavor que me causa el sufrimiento emocional. Pasar otras páginas teóricamente muy pesadas no me costó lo que debería haberme costado. Esta, sin embargo, parece pegada a la anterior con cola de impacto y sólo de pensar en intentarlo ya me pongo nervioso. Y la única manera de no pensar que se me ocurre es cansarme, cuanto más mejor: segundo día consecutivo haciendo bodypump con demasiado peso. Me duele todo pero la centrifugadora sigue a pleno rendimiento. Tengo que aprender a ver el vaso medio lleno: al final conseguiré que se me marquen los abdominales. O eso, o las agujetas en el estómago no me dejarán atarme los zapatos. Por cierto, bonito diseño, lástima de intermitente.