domingo, 1 de marzo de 2009

Confesión

Ayer, por primera vez en mucho tiempo, confesé lo que sentía. Sólo de pensarlo me vuelven las mariposas al estómago. Estos ejercicios de funambulismo emocional no están hechos para mí, pero si consigo no caerme o, por lo menos, caer bien, salgo reforzado.

Hice todo el recorrido con mucha fluidez, utilizando la pértiga sólo en contadas ocasiones, y con la sensación de que debía llegar al otro lado rápidamente. Otra de mis memorables conexiones corazón-boca. A veces hay que dejar salir lo que sientes y evitar que el filtro de las neuronas le quite profundidad. Pensar en que no había red me hubiese hecho recular de inmediato. Pisar la plataforma y arrepentirme fue todo uno.

¿Sirvió para algo? No. O igual sí. Demasiado riesgo sin premio. La realidad sigue siendo la misma, incluso un poquito más dura que antes, pero la perspectiva es muy diferente: sé que puedo hacerlo y sabe que estoy ahí. Estoy contento...

3 comentarios:

Yolanda dijo...

Un sábado provechoso en muchos sentidos. Lo mejor, tus dos últimas palabras: estoy contento. Por llegar a decirlas merece la pena todo lo demás. Besetes.

Anónimo dijo...

Ignoro tus derrotas y haces públicas a medias tus victorias que ensangrentas como derrotas. Así no hay quién te comprenda. Ignoro lo que Yo mismo iba a decir por no haberlo ejecutado y eso me hace temer por dónde lo habré puesto o por si considerarte sanado, calvo o simplemente injuicible: me declaro inutilísimo y me voy al cine a ver esto: http://www.youtube.com/watch?v=AV_s0wHO2_c

Anónimo dijo...

El amigo Juanete tan rebuscado como siempre. Lo mío no era más que otra reflexión purificadora debidamente encriptada. Nunca nada es lo que parece ... ¿o sí? :-)