jueves, 27 de agosto de 2009

No, no, no

Hoy tengo un día geminiano, con transiciones recursivas entre la euforia y el abatimiento. Ya sé que suena extraño, pero me gusta esta sensación estomacal de cambio inminente. Supongo que la euforia es debida a que ya he tomado una decisión, o eso creo ahora mismo, y el abatimiento porque no veo como aplicarla. "Tienes que aprender a decir que no", me repetía mi madre de pequeño. Treinta y seis tacos y aún no he aprendido. Tengo un amigo al que le pasaba lo mismo, y su padre le decía siempre, frase genial donde las haya, "Si fueras una tía todos los tíos te meterían mano".

En otro orden de cosas, releyendo mis últimos posts me he dado cuenta de que el trabajo sigue en un segundo plano riguroso. Buena cosa. Por ejemplo, hoy he desaparecido a la hora de comer para quedar con mi prima, que se ha empleado a fondo en la tarea de ponerme los dientes largos con sus vacaciones en Sudáfrica. La verdad es que su entusiasmo me ha convencido, si es que no lo estaba ya, de que estas han sido mis últimas vacaciones condenado a usar el comodín Xegunde. Como lo único que se me ocurre a estas alturas es tirar de bicicleta, voy a hacer todo lo necesario (cursos de mecánica, comprarme el portabicis, mirar alforjas, etc) para tener siempre una vía de escape que me motive, en forma de cicloturismo. Hay que hacer todo lo posible para que la situación no decida por tí.

Son las 16:47 de un jueves de verano. Teóricamente salía a las 14:00. Claro que teóricamente también había entrado a las 8:00. ¡Ja! Aunque intente engañarme, sigo trabajando demasiado pero, por lo menos, he conseguido distanciarme un poquito del estrés que me ocasionaba. Me voy a casa ya.

1 comentario:

Yolanda dijo...

Islandia, Tierra de Fuego, Isla de Pascua, A2 hasta Madrid... pues anda que no tienes opciones, bonito mío. Respecto a lo de meterte mano, pues porque tú no quieres, bombón, ja, ja, ja.