miércoles, 9 de septiembre de 2009

Remordimiento

Objetivamente no era trabajo mío y, como cada día, he salido a las seis cuando tenía que haber salido a las dos. La diferencia es que hoy estaban. Supongo que no había alternativa. Aún así, mi estómago me dice que no he cumplido. Y mi cabeza me dice que les he dado un argumento más. Esta sensación de ser la diana porque soy redondo y estoy colgado en la pared me mata. Supongo que soy yo, que veo fantasmas. Mañana volveré a estar en el trabajo a las siete o siete y media como máximo. Como máximo y como cada día. Soy un pringao.

1 comentario:

Yolanda dijo...

Yo no creo que seas un pringao, creo que te tomas muy en serio tu trabajo y tus responsabilidades. Y en los tiempos que corren es algo tan extraño como un habitante de Júpiter en Torrevieja. Evidentemente con ello te expones a que te miren más, pero eso no es malo por definición. Tú vales mucho, muchísimo, y lo sabes. Como solemos decir las Moreno de nuestros trabajos: todo iría genial si no estuviese rodeada de idiotas. Besitos, mi rey.