domingo, 4 de octubre de 2009

Clarificador

Acabo de llegar a casa y, aunque es demasiado tarde, me apetece escribir un poco. Hoy -ya ayer- he ido a la boda de una amiga. Día de contrastes, día de emociones constantes. Y la primera en la frente: se me han llenado los ojos de lágrimas cuando su sonrisa ha mutado en expresión seria mientras me decía: "ven aquí a hacerte una foto conmigo, no sabes cuanto te lo agradezco, Carlos, de verdad". He llorado -cosa difícil- pensando en como sería este día en mi caso si algún día llegaba. Me he sorprendido bailando cuando no me apetecía bailar o cantando cuando no me apetecía cantar, y creo que lo necesitaba. Me he sentido incómodo ante las miradas desaprobadoras por la improcedencia de disfrutar cuando debería estar sufriendo. Se me ha puesto el corazón a mil como hacía tiempo que no se me ponía cuando esa preciosidad (you are so, you are so...) ha tonteado -o a mi me ha parecido que ha tonteado- conmigo. ¿Y qué me llevo de todo esto?. Muchas cosas: la certeza de que que era mucho más importante para mi de lo que yo creía, la tristeza porque no pueda ver algo que le hacía tanta ilusión, la confirmación de que lo que me sugería mi corazón es lo que quiero (o lo que no quiero), las mariposas en el estómago por algo que no es nada y que podría ser mucho, la sensación de liberación después de llorar... ¡Ah! Y la frase de Isa: "claro que has hecho bien, vive...".

1 comentario:

Yolanda dijo...

Ratifico a Isa (tu prima, creo): claro que has hecho bien. Claro que merecías sentirte liberado. Claro que puedes llorar y reirte y gritar a pleno pulmón, sentir lo que te brote en ese momento,emocionarte, disfrutar, cantar y bailar como si el mundo sólo durase hasta esta noche. Esa es, seguramente, la catársis que necesitas para levantar la cabeza, respirar hondo y dar el primer paso hacia lo que quieres. Además,el día de tu boda será magnífico, estoy segura. Ya te daré unas ideas originales. Mi familia y mis amigos aún recuerdan que mi costi y yo no bailamos un vals sino una canción del rockero Gary Moore. Y en vez de hacernos fotos tras la ceremonia, nos fuimos a nuestro pabeto favorito para ponernos hasta arriba de cava bien frío.
Se feliz, cielo. Te lo mereces siempre y ahora más que nunca. Besos.