sábado, 11 de octubre de 2008

Un lobo para el hombre

Sábado, 14:09, apoltronado en el sofá en situación de mínimo consumo de energía, con la conciencia recordándome que debería empezar con los preparativos de esta noche. Por segundo fin de semana consecutivo he organizado una cena en mi casa. ¡Qué pringao! Reviso por segunda vez todo lo que necesito . La primera revisión la hice esta mañana al levantarme, a eso de las 11 h y se tradujo en visitas al súper, a la carnicería y a la frutería.

Veamos... Bebidas... vino, cava, zumos, agua... bien... Entrantes... chilenas, berberechos, patatas fritas, aceitunas, jamón, lomo, fuet... me falta el pan de ajo... bueno, ya lo cogeré de casa de mami por la tarde :-) El segundo... ya lo tengo... y la guarnición la he comprado en el súper esta mañana... el tiramisú, ya lo tengo todo, los bizcochos, el café que hice ayer ... ¡Mierda! ¡El queso y la nata para montar!

Me pongo los vaqueros y el primer polo que encuentro, las bambas sin los calcetines y bajo la escalera de cuatro en cuatro. Seguro que estos mamones cierran a las 14:00... ¡No, está abiertooo! ¡Bieeeeeeen!

Cojo rápidamente la nata y el queso y me pongo en la cola. Para ser sábado y a esta hora no hay demasiada gente. Sólo tres personas. Y no llevan demasiadas cosas... Ingenuo ... Cuando me queda una sola persona delante, llega una chica con un carro tipo trailer y le dice "¿vas tú a por eso o voy yo?", dejando claro con una mirada que van juntas y que no tengo ninguna razón para quejarme. Jo, que sólo llevo estooo, no me hagas esperar a que te cobren todo eso. Como siempre, prefiero no decir nada: estas situaciones me pueden. Cinco minutos después buscan en sus monederos el centimillo que permitirá a la cajera devolverles sólo billetes, pero no lo encuentran, así que optan por dar otro billete de cinco euros y se van. Ni un gracias ni un adiós ni un resquicio de buena educación.

Por fin es mi turno. Cuando me giro hacia la cajera observo que los dos chicos negros que iban detrás mío han desaparecido, y en su lugar hay una chica de unos treinta años, que ya empieza a vaciar su carro tipo trailer en la cinta. Mientras la cajera me pide la tarjeta cliente, vuelven los chicos y en un mal castellano pero con una amable sonrisa le dicen a la chica "yo aquí, nosotros somos primero". Y ella, ignorando que evidentemente llevan poco tiempo en nuestro país y no dominan el idioma, les responde, en modo micromachines, que si se van de la cola pierden el turno y que por lo menos uno de los dos debería haberse quedado o por lo menos habérselo comentado a la persona que tenían delante, o sea yo. Finalmente, uno de ellos acierta a decir "por favor, solo esto", mostrándole la caja de galletas y el cartón de leche que lleva en las manos. La situación es tan ridícula que la chica le deja pasar.

Cada vez somos más individualistas, nos importa menos el resto de gente y somos más maleducados, aunque me gusta pensar que si yo hubiese estado delante, hubiese dejado pasar a los dos extranjeros y al soltero de la nata...

Ahora que lo pienso ... Jo**r, no he comprado el pan...

2 comentarios:

Yolanda dijo...

Vaya días que llevo, querideke. Mi niña con el ojo lleno de conjuntivitis, mi pié más cercano a ser muñón que nunca y mi jefe breandome a trabajo. "Telefónos móviles y pinturas de interior", me dijo el jueves pasado con mucho regodeo. Y yo jurando en todas las lenguas muertas que conozco. Espero que tu cena fuese un éxito y que lo pasaras bien. Al menos que reinase la tranquilidad, que en los dias que corren y es un lujo.
Hace un par de noches soñé que volvía a Cáceres y no creas que pretendo (ni por lo más remoto) reescribir "Rebeca" venida a menos. Creo que necesito hacer una escapadita a algún sitio y despejar la cabeza. El día 26 mi amigo Julio ha organizado una comida para celebrar sus 10 años de feliz matrimonio y vamos a ir toda la panda. O lo que queda de ella. El innombrable tambien, claro, porque le guste o no, es su cuñado oficial. Lo cierto es que me sorprendo a mí misma esperando la fecha con cierta ilusión, ya que yo no pude ir a la boda que se celebró en Suceava, Rumanía, por estar a un mes de que naciera mi hija. Mi costilla fué solo con el resto de amigos y se lo pasaron en grande, los muy antipáticos. Qué tiempos aquellos.....
Tengo a medio escribir la receta de la moussaka griega. En cuanto la termine te la paso. Besos, quesito.

Anónimo dijo...

La cena muy bien. Volví a hacer tu tiramisú y volví a triunfar como la cocacola :-) Ayer le llevé un trocito a otro amigo del trabajo (me lo reclamó después de saber de su existencia a través del blog) y me ha dado sus felicitaciones, felicitaciones que traslado a la autora intelectual. Ya hemos medio quedado para la siguiente, en la que espero poder sorprender con TU moussaka. Ya te conté que lo de quedar una vez al año me da mucha pereza y al final me descuelgo. Prefiero algo más habitual y que necesite menos excusa. No me acaba de cuadrar lo de necesitar razones para ver a amigos. Por cierto, que me regalaron una planta enoooooooorme y unos vasos chulísimos. La planta creo que está empezando a darse cuenta de que tendrá que hacerse fuerte para sobrevivir en un ambiente tan hostil :-) Por lo demás todo bien.
Lo de la comida de tu amigo Julio pinta muy bien. Que no te la estropée nadie. Si hay alguna persona que te sobra, lo mejor es no verla. O por lo menos, intentarlo. Y te lo dice alguien que ve fantasmas y conspiraciones por doquier. Cuando no se trata de uno mismo y se ve con cierta perspectiva, es muy fácil decirlo ¿no? Coherente que es uno...

Cuidate ese pie, que tu niña se mejore de la conjuntivitis y dale una colleja a tu jefe de mi parte. Y sé feliz.

Un besín.