viernes, 17 de octubre de 2008

Los años no perdonan...

El sábado pasado volví a hacer una cena en casa. Una cena es una de esas ideas que, a priori, parece genial: gente con la que estás bien, un ambiente agradable, regalos, muchos postres...





Pero hay varias razones por las que no es tan buena idea...

La primera, que pone de manifiesto que el tiempo pasa y no demasiado bien para casi nadie... Me explico: antes, tampoco hace tanto, después de cenar nos íbamos de fiesta. Ahora, ni una sola propuesta para hacer "algo" y todos directos al sofá. Alguno incluso aprovechó para echar una cabezadita...

La segunda, el estado en el que queda el piso. Parece mentira que algo tan inofensivo como una cena se traduzca en tantos platos amontonados por todos lados, ollas, basura, comida... ¡Dos horas estuve recogiendo! Y al día siguiente había quedado con Enrique para una excursioncilla por el Montseny (Turó de l'Home i Les Agudes) . ¿Por qué unos fines de semana no tengo nada que hacer y otros no puedo ni respirar?

En condiciones normales no hubiese ido. Con lo cansado que estaba... ¿pa qué? Con lo bien que estaba yo en camita a las 6:30... Pero me apetecía mucho conocer a este grupito. Ya me habían invitado a un par de excursiones y, unas veces porque tenía ya planes, y otras porque la rodilla me daba guerra, no había podido ir. Como ya sabía que eran muy profesionales, dejé la reflex en casa para ir con poco peso, despegué los párpados como pude y ... ¡A subir montañas! Cuando llegamos a Santa Fe del Montseny, el día no era muy halagüeño que digamos, pero Francesc nos convenció fácilmente para hacer la excursión de todas maneras, así que empezamos a subir. A media subida empezó a lloviznar. Reconozco que en ese punto no pude evitar pensar en Joaquín Reyes y su monólogo sobre el campo: el campo es un sitio a donde vas a pasarlo mal para luego contarlo :-)



Bromas aparte, la subida fue un poco incómoda por la lluvia: no sabía si ponerme el goretex, el forro polar o sólo la camiseta. Creo que probé con todas las combinaciones... y el clima se encargaba de demostrarme a los cinco minutos que me había equivocado :-) Párate otra vez, quítate la mochila, saca la ropa que te vas a poner y guarda la que te quitas... Por lo demás, unas vistas preciosas, porque el días se acabó aclarando, una excursión razonable, y una compañía más que agradable. Cuando voy con un grupo nuevo siempre me cuesta el primer contacto, pero la verdad es que me encontré muy cómodo y lo pasé muy bien. Espero poder repetir. Y la rodilla aguantó, que es un gran qué...

7 comentarios:

Yolanda dijo...

No puedo evitar sentirme identificada. Si hay algo que detesto con toda mi alma y que me deja con una sensación de vacío que escuece, es cuando acaba la cena o la fiesta o lo que se tercie y enciendes las luces del techo. Entonces, todo lo que hasta ese momento eran restos de cierta felicidad y risas se convierten en una cuadra que tienes que limpiar cuanto antes para no deprimirte del todo a la mañan siguiente.

Recuerdo hace ya unos cuantos añitos, cuando nos juntábamos la pandi en una tienda que era de mi madre para celebrar la nochevieja, un local que mi madre usaba para coser y hacer arreglos de ropa y que era bastante grande para menesteres fiestiles. Era una fiesta ya conocida en el barrio, había veces que hasta se acercaba un rato la farmaceútica, si estaba de guardia, o amigos y conocidos que iban a otras fiestas y saraos. Optábamos siempre por dejarlo todo manga por hombro y quedar el día 1 por la tarde para recoger, limpiar y tomar un chocolate. Casi siempre era yo la primera en bajar (el local estaba al lado de mi portal) y no puedo despegarme de la memoria el olor a humo rancio y de algo parecido al vino añejo. Con la luz de la tarde, todo se convertía en un desastre, en una acumulación de porqueria y vasos a medio vaciar que no se parecía en nada al recuerdo de pocas horas antes. Y me quedaba sentada en alguna de las tarimas altas contemplando aquello como quien descubre un paisaje desolado hasta que el resto de los amigos iban llegando y nos poníamos a la tarea con diligencia.

Por eso ahora prefiero pegarme la panzada y dejar las cosas limpias antes de irme a la cama. Por lo menos me evito la sensación de sucia soledad que me llegaría al levantarme. Besos.

Anónimo dijo...

Otra cosa que me molesta -yo es que soy muy mío- es que todo el mundo se empeña en llevar las cosas a la cocina, como si juntar las 12 toneladas de restos de comidas, basura y platos sucios en 1 m2 hiciese más fácil la reconstrucción :-) Sé que la gente lo hace con buena intención, pero yo prefiero ir llevando las cosas a la cocina e irlas redistribuyendo en los cubos de basura, el lavavajillas y la nevera al mismo tiempo. Si no, la desilusión es doble -una vez en el comedor y otra en la cocina- y el esfuerzo para recogerlo mucho mayor porque tienes todas las cosas amontonadas. Rarito que es uno...

Pep ... però posa-li Angu, també dijo...

Pobres!!!

Si ho fan per ajudar! Pensa que la gent que va a sopar a casa d'algú té una mena de síndrome de culpabilitat i, clar, sempre intenta donar un cop de mà, pobrets!!!

La qüestió, també, és educar-los i que ells mateixos siguin capaços de discernir on va cada cosa ....

Per cert, totalment d'acord amb deixar-ho tot net abans d'anar al llit perquè sino es crea com una mena de buit al matí següent que ...

Ale, a cuidar-se
(i sí, hauria d'actualitzar ... ho sé)

Anónimo dijo...

El pròxim cop els donaré un drap perquè vagin netejant mentre sopen. Jo crec que és el millor, així ells no tenen mala conciència i jo tinc menys feina després :-)

I si, hauries d'actualitzar...

sarada dijo...

A mi lo que me jode y mucho son los productores de migas, como los llamo yo.

Esos que aunque la comida sea impoluta te ponen perdido el suelo con todo tipo de restos alimenticios. No me jode limpiar la cocina, ni que me lleven toda la porqueria hacia alli, lo que me jode de verdad es que la mitad de la comida se quede en el suelo.

sarada dijo...

en cuanto al tema de la montaña... si llueve mejor :-), mas aventura.

A mi me encantaban las excursiones que se hacían si o si sobre todo si llueve, y que normalmennte acababan en Montserrat o en La Mola con 8 o 10 horas de paliza bajo la lluvia. Aunque tambien me encantaban, he de reconocerlo, las excursiones nocturnas (tipo Matagalls - Montserrat, pero al revés) en pleno invierno, con todo el equipo, esgrimiendo los frontales y hablando acerca de los perros cimarrones o las abducciones por extraterrestres. Todo un clásico!!. Visca el CET i CB (Club Excursionista de Tagamanent i Cingles de Bertí).

Apa, adeu!

Anónimo dijo...

Tú te planteas la montaña como un reto, igual que la bici. Para mí la montaña es más divertida cuanto más la disfruto y eso ocurre en la misma medida que el paisaje sea bonito, el camino llevadero y la compañía agradable. El reto lo dejo para otras actividades, como el gimnasio. Y que se ponga a llover ¿qué quieres que te diga? divertido divertido... no es.