domingo, 15 de noviembre de 2009

El último trámite

Un día duro. Demasiado. Demasiado duro e innecesariamente duro. Nunca entenderé porqué todo está montado siguiendo tantos convencionalismos y por qué no se tiene en cuenta el efecto que provoca sobre las personas. Me sorprende ver a mi madre desmoronarse, con lo fuerte que es, y ver cómo la mayoría de gente no entiende que es más importante mantenerse en segundo plano y hacer la situación más llevadera, que acercarse para demostrar que has cumplido con el protocolo. Soy Pepe, un vecino de tu padre.... Ya, y esperas que me acuerde, ¿no? ¿O esperas que le comente a mi madre que has venido? Supongo que quedé una vez más como el antisocial convencido que supongo que soy al llevármela de allí en cuanto acabó la misa. O igual no soy antisocial y simplemente tengo algo de criterio. No podemos irnos tan pronto, Carlos, que la gente lo hace porque nos quiere. Sí, sí, pero vamos, vamos... Tampoco avisé a ninguno de mis amigos. ¿Para qué? Ya me habían demostrado todo lo que me tenían que demostrar. Me conocen, saben de mis radicalidad en según que temas y no se enfadarán conmigo. Y si se enfadan... si se enfadan igual no son mis amigos. O igual no deberían serlo. El día de ayer sólo hubiese sido una obligación para ellos y a mi me hubiese hecho estar un poquito menos por mi madre. ¿Quedar bien o estar bien? La decisión está clara.

4 comentarios:

PacoPani dijo...

Conmigo quedarás bien si sé que tú estás bien. Estoy de tu parte aunque no tuvieras razón, que la tienes.
Un abrazo.

-Xavier dijo...

Nunca se sabe. Yo soy de tu escuela, la de estar solo. Pero también hay gente que necesita sentir muestras de afecto en momentos así. Más de una vez, yo, por no molestar, debo haber dejado de dar muestras de afecto que debería haber dado, y Pepe, por no dejar de mostrar su afecto, debe haber molestado a más de una persona. No te enfades; no hay solo convencionalismo y no quedar mal.

Yolanda dijo...

Para estas cosas, cada uno debe guiarse por lo que le dicte su corazón y su cabeza. Hay a quien, a pesar de su dolor, le gusta rodearse de gente porque así se siente acompañado en su nueva soledad. Y hay quien lo de los funerales, misas y volver a remover los posos del dolor le ponen de un malhumor imponente. Las dos cosas deben respetarse. Qué triste que haya gente a la que sólo ves o saludas en los funerales. Lo de cumplir y quedar bien la gente lo deja para estas ocasiones.

Me ha tocado acudir en más de una ocasión, por desgracia, y siempre procuro mantenerme en un discretísimo quinto plano. Si alguien me reconoce, no dudo en saludar y abrazar. Pero sólo voy a los que realmente importan...o me importa la gente que se ha quedado aquí con su pena. Además, si hubiese estado por tus allís ya te habría abrazado antes un montón de veces (ya me conoces). No dejo los abrazos para lucirlos ante el público que espera detrás.

Un beso enorme, cielo, sabes que te comprendo muy bien. Demasiado.

Mª Ángeles dijo...

Te entiendo muy bien porque pienso como tú. Pero ya pasó todo. No le des mas vueltas.¿Sabes lo que más me indignó? el cura pidiendo dinero para la Iglesia. ¡Eso no tocaba en ese momemto Sr.cura! Falta de sensibilidad...
Un biquiño.