domingo, 9 de noviembre de 2008

Harry Flashman

Desde la Conjura de los Necios, de John Kenedy Toole, que con toda seguridad volveré a leer, no me había reído tanto con un libro. George MacDonald Fraser lo consigue constantemente en Flashman. Situaciones como la de recurrir a la tristeza de su madre para que no le expulsasen del colegio -cuando su madre llevaba años muerta- o la de coger la bandera en medio de una batalla para rendirse, y que al desmayarse de miedo y encontrarlo herido y envuelto en ella, se interpretase como un acto de valentía, están a medio camino entre lo absurdo y lo genial, y la manera de explicarlo, ralentizando las escenas trepidantes con los pensamientos a cámara lenta del protagonista, le confieren un carácter aún más cómico del que tendría la escena objetivamente. Flashman es odioso, cobarde, manipulador, mentiroso, arrogante, calculador... y al mismo tiempo divertido, ocurrente y seductor. Una vida guiada por la cobardía y premiada con honores de héroe. Mientras acabo de leer El Médico empezaré con la siguiente recomendación de Jordi, Las hazañas de Sherlock Holmes, un librito muy adecuado -por su tamaño- para leer en el autobús escrito no por Sir Arthur Conan Doyle sino por uno de sus hijos. El listón ha quedado un poco alto...

2 comentarios:

Yolanda dijo...

Ultimamente me reconozco desencantada de la lectura y vuelvo a releer libros que me han enamorado. Llevo un par de días perdida por los recovecos de Macondo, contemplando, fascinada de nuevo, a los Buendía y su historia. El miércoles pasado, entre el transporte público y un rato por la noche, me leí enterito "El Código Stradivarius" (¿o es el secreto?, qué cabeza tengo, debe ser que no me llegó al cerebro), una pseudo ficción de esas tan a la moda de secretos históricos, claves ocultas y, como no, los Rosacruces metidos por medio. Qué daño ha hecho Dan Brown a la literatura de ese tipo, señor. Vale, leo muy rápido, reminiscencia de mis años universitarios, donde me tenía que tragar tochos de cuatrocientas páginas en apenas un día. Mi hijo mayor anda liado con Crónica de una Muerte Anunciada. Por fín una profesora de Literatura con cierto criterio, demos gracias a grandes voces. Me apunto este libro para buscarlo en mis librerías de viejo y pasarlo bien un rato. Y puestos con Sherlock Holmes... ¿qué tal retomar El Perro de Basckerville?

Anónimo dijo...

Ya sé que eres una lectora compulsiva: recuerda que he leído muchas de tus reseñas :-) Yo lo fui en su momento, cuando era joven e internééééé no me absorbía tanto como ahora. Hace un tiempo me propuse volver a esta afición, que tantas horas me robó no hace tanto tiempo, y lo estoy consiguiendo sin demasiado esfuerzo. Cuento con la ayuda inestimable de un amigo que me va dejando -y regalando- libros de todos los tipos y colores, y aún tengo amontonados en la habitación de los trastos muchos libros que ni he desprecintado. Esa biblioteca que tengo pensado comprar se está resistiendo más de lo debido. Muchas veces he pensado que tengo un interés casi fetichista por los libros: es lo único que compro de manera compulsiva. Ultimamente ya sabes que no me prodigo tanto por donde nos conocimos, aunque de vez en cuando voy para entregar merecidos excepcionales a cierta amiga que allí hice, y me suelo encontrar muchas opiniones sobre libros. Si lees alguno especialmente bueno y que sea adecuado para alguien que fue un lector voraz y que quiere volver a serlo, ya sabes...