miércoles, 22 de julio de 2009

Amigos sin razón

Alto, guapo, inteligente, reservado, simpático... un triunfador. Así es un uno de esos amigos míos sin razón aparente: no tenemos nada en común -creo que pertenecemos a la misma especie aunque está por confirmar- y aún así, doce años después de coincidir brevemente en la misma empresa, seguimos quedando regularmente para contarnos nuestras desgracias con las mujeres -él por exceso y yo por defecto- e intentar convencernos mutuamente de lo que desde fuera se ve tan claro y desde dentro tan complicado. Siempre acabamos igual: con el ego renovado, el corazón contento y el convencimiento de que ellas se lo pierden. En el fondo creo que sí tengo razones para que sea amigo mío. Veo cómo sonríe cuando me dice que le tengo sobrevalorado. Y sonrío cuando me envía un mensaje diciéndome que lo ha pasado genial. Me encanta tener amigos sin razón.

Por cierto, dos curiosidades. La primera es una pregunta: ¿por qué el negro es el único que no canta? Y la segunda es un comentario: qué mal canta la de amarillo y cómo alegra el vídeo. Ya vuelvo a dispersarme. Hoy cuarenta quilómetros a veinticinco por hora y una clase de bodypump, que no he acabado porque he subido peso y no podía. Se me va a quedar el alma relajadita relajadita. Sólo dos días...

2 comentarios:

Yolanda dijo...

La mayor parte de las veces nuestros amigos son tan diferentes a nosotros que nos sorprende conectar tan bien. Quizá es algo más químico, más interno, algo hay que nos provoca "necesitarlos" y buscar su compañía, su aprobación y su hombro, si llega el caso. Aunque en los últimos tiempos mis dudas me hacen replantearme ciertos "a priori", siempre he creido ciegamente en la amistad y en el arte de compartir y dar. Eres afortunado por tenerle.
Besitos rey.

Anónimo dijo...

Aunque me pese, los amigos llegan y se van... Ayer me llegó un mensaje de unos amigos que acaban de tener un hijo. Hace dos años hubiese ido al hospital con un regalo que me hubiese hecho más ilusión a mi darles que a ellos recibir. Hace dos años no me hubiera enterado por un mensaje. Aún no les he contestado...