y todo cambia. ¿Por qué en ese momento? Difícil de explicar. Posiblemente ni suene: eres tú el que lo oye porque quieres oirlo. Oyes el click y subes con dos piñones más. Oyes el click y el vaso se llena hasta la mitad. Oyes el click y el trabajo mengua. Oyes el click y ves esa mirada que quieres ver. Oyes el click y aparece esa grieta a la que agarrarte para no caer. No sabes si la mano aguantará el peso del cuerpo, pero por lo menos puedes intentarlo. Click. Click. Click.
Scalable Capital, la inversión hecha simple
Hace 1 mes
1 comentario:
Si no fuera por esos clicks, nuestra vida sería de una monotonía demoledora. Da igual como suenen, siempre nos hacen cosquilas en el cuello. Besitos.
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